Los precios de la vivienda en las principales urbes de Estados Unidos tocaron un nuevo récord mensual en agosto, consolidándose ya por encima de los costes previos a la burbuja inmobiliaria, que desencadenó una crisis financiera mundial, aunque la subida viene más dada por la baja oferta que una demanda sobredimensionada .
En agosto el índice de precios de referencia en los mercado, el S&P CoreLogic Case-Shiller, subió un 6,1% en tasa interanual, manteniendo la fortaleza de las alzas que llevaron a superar la cota de los 200 puntos en junio, algo inédito desde el verano de 2007, poco antes de que la crisis de hipotecas basura arrastrara al borde del abismo a la economía estadounidense.
Todas las zonas metropolitanas analizadas en el índice registraron subidas de precios, lo que contrasta con el estancamiento o los moderados avances del coste de otro tipo de bienes en Estados Unidos, mientras que los salarios en agosto subieron un 3,6%.
Seattle (Washington) experimentó una subida del 13,2%. Las ciudades de Las Vegas (Nevada) y San Diego (California) registraron subidas de entorno al 8%. Las subidas interanuales más moderadas se dieron en Washington DC Y Chicago, donde los aumentos interanuales no superaron el 4%.
“Estas ganancias no son simplemente una remontada desde la crisis. Los precios ya están a record históricos que no se habían visto antes”, aseguró esta semana David Blitzer, director gerente y presidente del comité de índice de S&P Dow Jones. “Los precios de la vivienda parecen ser imparables”, añadió.
La subida de precios, al contrario que durante la burbuja que explotó en 2008, no está fundamentada principalmente en la concesión de hipotecas sin las garantías suficientes para evitar impagos, aunque los bajos tipos de interés han jugado un papel el reactivar parte del crédito perdido en la última década.
La principal razón de las subidas de precios, casi constantes desde la primavera de de 2012, es la resistencia de muchos vendedores a poner sus viviendas en el mercado, mientras que no se está construyendo con el suficiente brío como para satisfacer la demanda en las ciudades.
Este panorama ha hecho que los precios no dejen de subir, mientras que las compraventas de vivienda cayeron en agosto un 1,7% y se suma así a retrocesos casi constantes desde mayo, que sitúan el ritmo de compraventa en su nivel más bajo en 12 meses.
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